Los Indios Pampas
Historia
Indios Pampas primitivos
La designación de "pampas" a los aborígenes que poblaban la pampa no fue auto impuesta, sino que les vino impuesta por los españoles. El vocablo no siquiera es de su idioma, sino quechua, y significa "llanura". Es decir que se llamó pampas a todos los indios que habitaban ese territorio geográfico conocido como pampa, a pesar de que pertenecían a distintas culturas.
En su origen eran cazadores de venados, ñandúes y guanacos. También eran recolectores de frutos y semillas silvestres, que molían para hacer harina. Se vestían con una manta llamada patagónica o quillango.
Eran individuos de alta estatura, algo más que la mediana europea, morenos y de cuerpos robustos, de cabeza alargada alta y maciza. Sus vestidos, según un cronista (1643) "es una pampanilla que usan por la decencia y un pellón que le sirve de capa larga, todo lo demás del cuerpo desnudo". La pampanilla era prenda femenina, los hombres usaban taparrabo en forma triangular, ambos de cuero de distintos animales, pero especialmente de zorro, guanaco o nutria cocidos entre sí, posteriormente se usó el cuero de caballo que una vez sobado lo usaban hombres y mujeres.
Solían pintar su rostro y cuerpo de diferentes colores. Los viudos y en especial las viudas se pintaban la cara de negro en señal de duelo. No se ha señalado el uso de tatuaje. Según el padre Rosales (1666) en algunos lugares cubrían su cuerpo con arcilla mezclada con hierbas como defensa del sol y los mosquitos.
La vivienda de los Pampas primitivos es el típico toldo de la llanura que persiste en siglos posteriores. Cuando escaseaba el ganado en la Pampa se utilizaba en su construcción ramas y otros materiales deleznables. El padre Ovalle (1643) dice: "en un instante con cuatro palillos, una media ramada mal cubierta con algunas ramas y yerbas o algún cuero de vaca o caballo o de tres animales antiguos Pampas".
Sus armas fueron la boleadora, el arco y la flecha, algunos misioneros citan el uso de la honda. Las boleadores de estos indios eran de dos bolas con surco, atadas con un tiento de cuero, de unos diez pies de largo, una de ellas más pequeña que servía de manijera. También se cita la boleadora retobada en cuero. Las puntas de flechas las hacían de pedernal, cuarzo y ópalo, materiales que se encuentran en todos los paraderos de la zona, aún cuando no sean del lugar. También es frecuente encontrarlas de madera.
La industria de la piedra alcanzó gran importancia empleándose la técnica de la piedra tallada o de la piedra pulida. El indígena tomaba un canto rodado o un trozo de roca de las citadas y que constituía el núcleo, lo apoyaba sobre otra piedra que servía de yunque, o tomado fuertemente en la mano, sobre uno de sus lados más planos aplicaba un fuerte golpe con otro canto rodado que constituía el percutor. De esta manera iba desprendiendo del núcleo las llamadas láminas que retocadas y trabajadas con pequeños golpes y presiones originaban raspadores, cuchillos y puntas de flechas. Para los objetos de piedra pulida realizaban un trabajo similar que luego pulían con otra roca dura. Para las superficies esféricas perfectamente pulidas, tales como boleadoras y cabezas de hachas, el pulimento se hizo dentro de cavidades esféricas de rocas o pequeños morteros al efecto. Otros objetos de piedra característicos son:
Perforadores: Pequeñas piedras con punta aguda que usaban para perforar y luego coser los cueros.
Raspadores: Especie de cuchillos con filo por un solo lado, servía para descarnar los cueros.
Sobadores: Piedras cónicas con un fuerte ensanchamiento en su base, servía para sobar los cueros secos.
Morteros: Los granos eran reducidos a harina en morteros de piedra, los hay de varios tipos. Durante los primeros años de la colonia, los españoles continuaron usando este procedimiento. Las manos de estos morteros se hicieron con piedras alargadas que en algunos casos han sido perfectamente pulidas hasta cilindradas.
Las conanas eran también destinadas a la molienda de granos, se construían de lajas, aplanadas que con el uso adquirieron una concavidad en su parte media, en algunos casos, su continuo uso llegó a perforar la conana.
En los últimos tiempos los Pampas conocerían también la alfarería que habían adoptado de los pueblos vecinos. Al adoptar el caballo dejarían de hacer cerámica. Pues la alfarería no suele ser de mucho provecho. En cambio la cestería se practicaba intensamente haciendo cestos tan apretados que podían contener agua en ellas.
Los pampas eran grandes caminadores y tragadores de leguas. De esa cualidad física nos dan cuenta los primeros conquistadores que entraron en contacto con ellos. La caza se realizaba a pie, siguiendo a los animales hasta cansarlos, pasando en ello dos o tres días sin parar. En estas cacerías no tomaban agua ni comían, solo bebían la sangre de los animales que cazaban.
Los Pampas eran por naturaleza nómades. El padre Ovalle, que en la primera mitad del siglo XVII atravesara la Pampa en dos ocasiones, describe en esta forma el nomadismo de nuestros indios: "...juzgan por el mayor bien de todos el absoluto y libre albedrío: Vivir hoy en este lugar, mañana en el otro, ahora me da gusto gozar de la rivera y frescura de este río y en cansándome de él paso a otro, quiero vivir un poco en los bosques y soledades, y dándome el gusto sus sombras salgo a los alegres prados y valles, aquí me entretiene la caza, allá la pesca, aquí gozo de la fruta que lleva esta tierra y en acabándoseme me paso a otra, donde comienzan a madurar los que ella lleva, voy donde quiero sin dejar en ninguna parte prenda que me tire, que suelen ser espinas que de lejos atormenta, no temo malas nuevas porque no dejo atrás cosa que pueda perder, conmigo lo llevo todo, y con mi mujer y mis hijos, que me siguen donde voy no me falta nada".
Fuera de la carne de los animales que cazaban los Pampas, se alimentaban también de la recolección de productos agrestes de origen animal y vegetal. El padre Ovalle nos cuenta que pegaban fuego a los pajonales cuando en ellos había mucha langosta y así la tostaban. Luego la molían y hacían con su pasta una especie de pan. Preparaban bebidas fermentadas y usaban el cebil masticando sus hojas, como en el altiplano la coca. No nos ha llegado noticia del uso del tabaco o similares.
La vida espiritual de estos indígenas se reducía a algunas danzas de carácter ritual de las cuales no hay referencias concretas. Vivían agrupados en pequeñas tribus independientes unas de otras, con caciques cuya autoridad y origen nada se sabe.
De sus ideas religiosas poco en concreto se sabe. Creían en Soichu, antes de todo lo bueno, venerada sin culto ni ceremonia aparente; y Gualichu que era la causa de toda adversidad, sequías, denotas, enfermedad. Cada aldea tenía su mago o shaman y cuando éste asistía a algún enfermo llevaba en su boca algo nauseabundo que luego de chupar el cuerpo del enfermo escupía y decía que ello era la causa del mal que acababa de extraer.
Los Araucanos, es el último elemento indígena que se estableció en el país, en un proceso no muy bien estudiado. Habitaban primitivamente Chile, con la conquista y colonización española de la parte Norte y Central del país se refugiaron al Sur del mismo y de allí a través de los pasos cordilleranos llegaron al territorio argentino. Esta infiltración comenzó dos siglos atrás por lo que puede decirse que es relativamente reciente. Los Araucanos de Chile, para sostener sus guerras necesitaban del caballo de nuestras llanuras y Los Pampas se los proveían por intermediarios y tenían una tribu que habitaba las montañas, Los Puelches, que fueron los primeros en sufrir la influencia araucana. La expansión araucana se extendió posteriormente a nuestras pampas. El primer dato concreto sobre los Araucanos en el país se obtiene en 1708. En esa fecha hubo una concentración de indios de tal origen, en el lugar llamado Las Pulgas, hoy Mercedes. La reunión tuvo consecuencias y de la investigación realizada por las autoridades consta que algunos caciques Puelches habían traído "aucáes" e indios de la guerra de Chile.
Al comienzo, los Araucanos constituyeron núcleos aislados, a veces rivales, pero una vez dominado todo el territorio, se unieron, aunque no formaron una sola nación con un jefe único. Se formaron cuatro grupos Araucanos principales. Los Puelches que ocupaban la parte de la cordillera y el espacio que media entre el norte del río Diamante y el Limay por el sur. Seguidamente, al este del Salado, estaban los Ranqueles. Eran los ocupantes de la región del monte. Su centro principal era Lebucó. Con sus famosos caciques Yanquetruz y Painé. Al este y al sur de los anteriores estaba el Grupo de las Salinas Grandes. Vivían junto a las lagunas o cursos de agua, donde disponían sus toldos, y éstos eran de forma cuadrangular.
¿Qué es lo que sucedió con los antiguos Pampas?
Según Rubén GUAMAN CARRASCO, aquellos que dominaban esa vasta llanura de la provincia de Buenos Aires y La Pampa Seca, aquellos que conocieron los fundadores de la ciudad de Buenos Aires, aquella raza india tan antigua no tenía nada que ver con los (llamados pampas) que exterminó el general Roca en 1879. Sucedió que a principios del 1800, la antigua población pampa que hasta entonces dominara en la inmensa llanura comenzó a desaparecer, siendo reemplazada por otra de caracteres distintos y de estirpe Araucana o Mapuche.
Tanto por tradición como por tener el mismo hábitat de la antigua, la población nueva siguió siendo llamada "Pampa" por los vecinos de las ciudades de Buenos Aires, Córdoba y San Luis, asentadas en la periferia de sus dominios. Dos cosas favorecieron la perduración del nombre. Primero que eran poblaciones nómades sin asiento fijo (es bueno recordar que este fenómeno de sustitución étnica acá en nuestro país se llamó Araucanización de la pampa y Patagonia). El segundo, que la sustitución étnica de nuestros pampas originales fue un proceso gradual, apenas perceptible.
Al principio, los mapuches estaban en su hábitat del Neuquén y río Negro, es evidente que la necesidad por el ganado cimarrón y los caballos llevó a ese pueblo a emigrar hacia la provincia de Buenos Aires y La Pampa. Finalmente los escasos restos de la antigua población pampa se fueron diluyendo en el siglo XVIII en la masa inmigratoria siempre creciente de la nueva población Araucana o Mapuche. Otro motivo del desconocimiento del fenómeno de la sustitución, la dio el hecho que la antigua población blanca de la ciudad no frecuentaba las inmensidades de la pampa; es por eso que la sustitución de la vieja población pampa por la nueva de origen mapuche se produjo lejos de los ojos de los vecinos de las ciudades. Lo que sí percibían estos vecinos era que, cuando tenían que penetrar en la inmensidad en busca de sal o de cueros, se daban cuenta de que la región aparecía cada vez mas infestada de indios foráneos y belicosos que llamaron "Aucaes" (alzados), pero no tenían ni idea de la sustitución étnica que se estaba produciendo.
La individualización de los grupos se hacía a través de los caciques. Ésto dificultaba la distinción, máxime cuando los nuevos dueños de la llanura adoptaron desde un principio un género de vida parecido al de los antiguos ocupantes pampas. De manera que ya en el 1800 se había borrado el recuerdo, si es que alguna vez haya existido, de la pretérita existencia en la pampa de indios que no eran mapuches. Sin mayor examen se admitía que la población de esa estirpe entonces existente en la región, había estado siempre allí. Entonces ¿quiénes eran los antiguos pampas? La respuesta tal vez más cercana la da el explorador Francisco P. Moreno en 1875, cuando encuentra en el norte de la Patagonia un grupo de indios que hablaban una lengua que no era Mapuche ni Tehuelche, y que le manifiestan que sus antepasados habían otrora habitado en las sierras bonaerenses. Moreno cree de pronto hallarse ante los últimos restos de los antiguos pampas, de cuya existencia, según el mismo dice, en su tiempo, se dudaba, confundiéndolos con los indios de raza mapuche que habitan Salinas Grandes. Y después se supo que lo que Moreno vio eran Puelches-Guenaken o sea descendientes directos de nuestros antiguos pampas. Estos eran un conjunto de parcialidades que tenían como hábitat las inmensas llanuras de las que tomaron el nombre, y que se extendía desde el Atlántico al desaguadero del río Salado; desde el sur de la ciudades de San Luis, Río Cuarto y Río Tercero hasta las inmediaciones de las sierra del sur de Buenos Aires, se conoció que poseían una lengua propia diferente a los querandíes de la costa del río de la plata, esta lengua fue clasificada como idioma HET, que no era más que puelche-guenaken. Restos fósiles de estos antiguos pampas fueron encontrados por Florentino Ameghino en Arroyo Seco y en Arrecifes. Tenían dos deidades religiosas, eran animistas (creían en el alma) esas deidades eran CHACHAO también llamado Soychu, que era el bueno y GUALICHO que era el mal o diablo. Este concepto era común a los demás pueblos del sur, y al extenderse con el caballo la influencia pampa por los pueblos vecinos, llególes también a ellos, e incluso a los Mapuches que después lo adoptaron, pero esos nombres son puros y exclusivamente Pampas (en lengua Het o guenaken). A pesar de pasar tanto tiempo de estos sucesos han quedado unos pocos vestigios de aquella extinta lengua nativa Pampa.
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